*Foto intervenida
La mujer lo vio tras el amplio ventanal
de vidrio del bar. Le había llamado la atención, la frase rotunda de alguien
adentro, desafiante, "todos me valen verga". Era el mismo hombre, que
tiempo atrás, con su pinta de actor de
cine de Hollywood, le pintó pajaritos de
oro, si se casaba con él, condenándola a la miseria y el fracaso, mientras él,
se daba con su fortuna esa vida que
tanto le gustaba de putas glamurosas,
casinos de lavaderos de narcos, y tragos
en los bares más caros de la ciudad portuaria . Ella, hubiera querido que la
bala que le destapó los sesos, no hubiera sido para él, de pronto para el
barman, o algún desprevenido bebedor. Ahora muerto, cómo alimentar el odio, si
odiarle era la razón de su vida