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martes, 19 de mayo de 2020

Mascarada







Cuántas veces nos asalta ese vacío
de ingravidez, extraña levedad
donde vamos tanteando las paredes 

como sombras ciegas,
y los muros se esfuman a nuestros pasos,
los senderos se hacen humo,
y hasta tus muslos de pentélico deseo
son solo bruma.
El tiempo se ha estacionado como un invierno largo
en la lluvia monocorde que golpea los tejados.
Nada es cierto
en esta estación de mariposas de alas transparentes,
ni tu beso que muerde mi lengua,
ni mi palabra de poeta que atormenta con  ripiosos versos.
Nada vive
sólo este silencio sin amaneceres



*Foto intervenida