
He buscado en el espejo de tus ojos
el origen del temblor leve de tu pecho,
cuando en tus labios naufragan mis besos.
Como un suspiro leve
e ingrávido,
ese temblor tuyo,
se alza en vuelo por el camino de las nubes;
y me quedo turbado y sorprendido
de cuán rápido se eleva,
que mi espíritu distraído
queda en doloroso duelo.