*Foto de internet intervenida
La tarde se
estrena en sus mejillas
con un rocío
inocente
y una brisa
fría sobre sus ateridos
párpados,
sobre sus labios yertos.
Después un
cielo gris
y esa
tristeza tan suya
de las
mujeres que despiden
en la
estación del tren,
un amor que
no vuelve