Cuando abría los ojos
y se quedaba mirando en el vacío
yo veía en ellos su nostalgia
por los pescaditos de oro de Melquíades,
y el asombro por el río madre de la patria.
Es que era banqueña
y añoraba ese su mar interior,
el río Magdalena y sus riberas
a donde la sentía volver
en su canto de un bolero,
con el acento y la dulzura,
de Toña La negra
drenando sus saudades