MANOS
Cuántas noches la luna
se aferró a tu piel
lastrada por el deseo.
Cuántas noches la luna
te acompañó en esa soledad
de sábanas,y en la ansiedad lúbrica
levantada en el altar de tus pechos
frutecidos.
Cuántas noches reclamaste su presencia
en esa ola alta de la lujuria,
y tampoco en sueños él estaba.
Cuánto saben tus manos de las esquinas de tu
cuerpo,
ellas,
manosdiestras,
sabias
en la acaricia,
han navegado por tu piel erógena
mientras bajo tu pubis,
se desbordaban mares de lotos
y helechos agradecidos.