Estaba exhausto, en el momento en que la mujer se acaballó sobre su cuerpo desnudo, le amarró la cinta al cuello, y empezó a apretar, irguiendo su sexo como un riel en el de ella, pero ya era muy tarde para detenerla, cuando se le vino a la memoria la repetida escena de El Imperio de los sentidos.
lunes, 11 de junio de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)