Foto intervenida
Cuando pasaron junto al bar, la mujer
se estremeció. Víctor Heredia cantaba, "Para recalcar que estoy vivo/En
medio de tantos muertos". Hacía mucho tiempo que no escuchaba esa
canción. Era la canción de él. Dos lágrimas largas rodaron por sus mejillas. Se
quedó mirando al niño, lo alzó y lo besó con una gran ternura. Luego, se perdió
calle abajo, cuando Heredia ya cerraba la canción: "Ay! fogata de amor
y guía, / Razón de vivir mi vida"