He fraguado,
en los pedazos
de mi amor náufrago,
cientos de estrategias,
para tomar por asalto,
el baluarte de tu cuerpo,
antes mío.
Empezaré por tu pelo,
donde mis manos de artesano
tejerán nidos de pajaros.
En tus ojos,
echaré mis barcos
con las velas levantadas,
a la rosa de los vientos.
En tu boca,
sembraré frutas
de besos en sazón.
En tu pechos,
mi lengua
suave y tierna,
encenderá el pedernal
de tus pezones.
En tu pubis de arcifinia flora,
mis dedos florecerán
las rosas del deseo,
y en tu caverna,
ya no habrá razón
para la derrota.