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jueves, 30 de enero de 2020

Grietas









*Foto intervenida




Cuántas veces abrí grietas en las nubes
para escribir su nombre.
Eran los tiempos del asombro.
De la piel de ella tatuada de versos por el pico
de pájaros de ternura.
Cuántas veces desató tormentas mi voz,
desbordando su eco por los caminos de la rosa
de los vientos.
Por aquellos tiempos bañábamos nuestros cuerpos
en las aguas desatadas de un sexo ardido y vehemente.
Hoy las nubes son un plomo denso que amenaza la tormenta,
y en su piel se marchitan los versos
como los árboles que ven secarse sus ramas en la agonía del verano.
Y mi voz es un eco sordo que se repite adentro del alma,
mientras el deseo muere en nuestras bocas

en el goce marchito del sexo