
MEMORIA EN SEPIA
Allí,
a la vuelta de los años
estaba el callejón,
la vieja casa de altas gradas
que precedían la entrada;
el portón de maderas gruesas
con motivos en barroco de la mítica
griega,
y el alto balcón saledizo,
a donde solíamos darnos un beso,
mientras corría la brisa vespertina
Todo intacto...
pero no estaba ella