*Foto intervenida
El
hombre se despertó con la horrible sensación de que su cara no era la suya. "Me desconozco",
se dijo cuando se miró en el espejo, y vio luego la mujer que estaba a su lado,
observándolo con dulzura, pero tampoco la reconoció y solo pensó en ahorcarla en
su desespero, como si ella fuera la causante de la pérdida de la memoria de su
identidad.
Sentía una angustia tenebrante, que se la achacaba a la incertidumbre de no saber quién era , y le creció la zozobra al no tener la certeza de que recobraría mañana su rostro, y no persistiría en los días venideros esa sensación martillante de amanecer con una cara ajena.