viernes, 24 de febrero de 2023
miércoles, 15 de febrero de 2023
Un texto para La Maga, en el obituario de Cortázar
Foto intervenida
Un 14 de febrero de 1984, murió, Julio Cortázar en París, y fue
enterrado en Montparnasse. La mejor manera de memorarlo, a manera de reto, es a
través de la creación de un texto narrativo que, a manera de cuento recuerde a
la mítica Maga, de su novela Rayuela. Ahí va:
LA MAGA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO
Siempre habrá una Maga, como la de Rayuela en
nosotros. La veremos un día despistada, con el pelo rebelde en la cara,
caminando por una calle náufraga de señales, y nos iremos tras ella,
conversando de lo fresca que está tarde (ayer el calor era insoportable), y
sabremos que vive en un apartamento que amenaza ruina; pondrá unos discos del
gran Satchmo, nos hablará de El perseguidor de Cortázar, y entrada la noche,
ella preparará un tinto, mientras parlotea de un rincón de la ciudad donde los
pájaros mueren contra los ventanales, entonces nos daremos un beso, y seremos
ya, parte de su juego, ese juego interminable de jugar a reencontrarnos en la
excusa del azar o la coincidencia, por esos lugares que ella demarca como
suyos, productos de su amor por la ciudad, porque más ha podido esa manera
silvestre, natural y salvaje de amarnos, ella desandado nuestros pasos,
nosotros desandando los de ella.
miércoles, 1 de febrero de 2023
INSTANTE
Estaba ahí,
fragmentada por un sol destellando
la extraña tarde de su rostro.
Una quietud de piedra,
en la ciudad puesta en un reloj sin horas,
hasta el aire se había detenido
en su breve espacio de cristal
y yo miraba después del beso pétreo
sus labios sin humedad,
tan yertos como los
frailejones de los páramos
de mi tierra
tronchados por el frío,
en esos minutos que estuvo perdida en un limbo,
y la ciudad hundida en una burbuja neumática,
de solo silencio contenido,
imperceptibles hasta los suspiros,
el mismo dolor.
Tiempo de aves entre nubes,
como en el fresco de una extraña pintura
de alas detenidas.
Después un rayo furibundo,
partió su campana de cristal,
y, ella me devolvió el beso suspendido
en una lluvia de humedades
hecha de las ternezas
de su irreprochable salvífico amor