
En la lunada,
con la cabeza ébria,
mientras la música molía canciones
de Silvio y Chavela vargas
("el breve espacio..." y "las ciudades"),
me tiré en la hierba fría,
a mirar un cielo calvo de nubes,
sin estrellas;
añoraba que lo hendiera un lucero,
aunque fuera fugaz,
y bordeando El Chicamocha,
lo vi arrojarse sobre el cañón.
En otro costado del mundo supe,
que debías estarlo mirando también,
porque era nuestro lucero