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domingo, 29 de septiembre de 2013

Lluvia y beso






La lluvia resbala por sus mejillas
como lágrimas.
La beso para enjugarlas
en ese mismo patio
que una noche
el cielo sembró de estrellas
para iluminar sus ojos
sorprendidos 
al primer beso.





jueves, 19 de septiembre de 2013

El tren de la medianoche

EL TREN DE LA MEDIANOCHE

Era un sueño casi persistente: no podía tomar ese tren de medianoche, porque llegaba, siempre tarde a la estación. A pesar de que era un sueño, se sentía molesto porque le intrigaba la incógnita de no saber a dónde conducía ese tren nocturno. Se propuso, así fuera un sueño, intervenirlo, para eludir los obstáculos que le impedían llegar temprano a la estación. Leyendo unos incunables medievales, que un tío suyo, -alquimista y esotérico- había heredado de sus abuelos (vinieron a América huyéndole al desenfadado fascismo de Benito Mussolini), encontró que los sueños podían manipularse con el deseo; y esa noche no pensó más que en tomar ese tren a como diera lugar, así fuera un sueño, y con el deseo a cuestas , como quien se seda a cuentagotas, se fue quedando profundo, y se vio en el sueño anticipándose a la salida del tren, sentado en la banca de espera de la estación . Lo que nunca supo, cuando se subió, es que el tren tenía como destino la muerte.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Saga



Saga








Anduvo los caminos que unen y desunen las antípodas,


trepó los montes altos del mundo por las gargantas más 

profundas,


se paseó por los mares del Caribe escanciando en cada 

puerto,


el ron más bravo y añejo de las destilerías sin código de 

barras.


Cada puño suyo en Harlem, derribaba como un castillo de 

naipes


una fila de negros.

Su falcada curva en Le Havre, puso en fuga a los pavorosos 

chinos que se ganaban


la vida,

cobrando a cuchilladas el tránsito por el Canal de la Mancha.

Aún las putas de Kingston guardan en las buhardillas   

las sábanas  


de sus noches prolongadas de amor y ron.


Él que todo lo pudo en la vida en su arrojo y temeridad

ahora llora sobre una cuerda floja, 

puesta en un abismo


la traición de una mujer.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Arados





      

Siento su presencia
hecha lama en la piedra que antes
era abrupta,
se pega y devora el mineral
como larva hambrienta;
el agua lame la herida 
y la cierra,
pero más puede el dolor,
abriendo surcos en el alma
con un arado de espinas.