*Foto propia Entre La sinfonía y Los ojitos. Piedecuesta
Esta soledad de
alas náufragas,
en una hora en que sol se derrite
y se diluye en la calle;
y las bocas se
quedan mudas
adentro de las
casas,
ante un mal
presagio.
Un silencio lapidario
lo puebla todo
Nadie habla,
y el alma retiene
los suspiros,
presintiendo sobre
el pecho los cascos
de la muerte.
Todo se ha
callado,
hasta las hojas de
los árboles
se han quedado
suspendidas
en el aire,
para no despertar
al silencio,
y que esta soledad
esté más sola.