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lunes, 14 de agosto de 2017

Espejismo

Bien lo tengo presente. Corrían los vientos de agosto, alzándolo todo a su paso, hasta la mata de sus cabellos castaños, que se le iban en guedejas de hebra y brisa, y ella trataba de aplastar en su cabeza como un casquete que no encaja. 

Bajo el templete, en la mitad del puente que unía al barrio con el Centro comercial, en el asombro de esa tarde de sol de los venados, me quedé mirándole sus ojos esmeralda, y la besé con ansiedad. No era el único beso que le daba, pero quizás sería el último, pues no la volvería a ver jamás. 

Ahora entendía, por qué me dijo  con  tanta insistencia esa misma tarde, que ojalá no estuviera enamorado,  "ternura, yo soy sólo un espejismo."

Foto propia: Puente San Francisco, Piedecuesta