La pólvora revienta en un cielo
cuajado de estrellas
los cafés de la plaza
desbordada por la música de porros
y fandangos, entre copas de aguardiente
y ron.
La ciudad vieja se conmueve
con los villancicos de la natividad
en las cornetas delas torres de la iglesia.
Abrazada a un farol del atrio,
ella lo espera.
En el motel un canto de gallos
los despertará
con la certeza de que el amor sabe mejor
en diciembre
*Foto propia