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jueves, 29 de junio de 2023

Espina

 





*Imagen de internet intervenida




Miro el espejo

y ahí estás

como si nunca te hubieras ido,

y el tiempo

se hubiera quedado detenido

en el azogue del espejo,

para que vivieras,

en una primavera perenne

de cristal,

mientras adentro,

mi alma se duele

y se conduele

con el encono de una espina

eterna,

espina que no muere


domingo, 18 de junio de 2023

De utopías y complicidades

 





*Imagen intervenida


La noche es una nata de nostalgia.

Brassens, y La mala reputación,

me desbordan el alma

Canto a Brassens mientras me bebo un "amarillo",

y la guitarra en un lamento de cuerdas se desgarra

(…Yo no pienso pues hacer ningún daño
Queriendo vivir fuera del rebaño;
No, a la gente no le gusta que
Uno tenga su propia fe
…)* 

A pesar del tiempo, 

y las horas que pasan

fuerza y rebeldía en la esperanza se juntan.

El mundo espera todavía la utopía

más cuando es un ojo

que sangra en medio de la noche,

un beso que sabe a lágrima salobre

una fosa siempre abierta

que no para de recibir sus anónimos muertos

en noches de cómplices  neblinas

Amor, 

bebamos por la complicidad de los dos, 

y con el poema de Benedetti,

 peleemos la vida por todos sus costados, 

que "en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
"*

 

* La mala reputación, de Georges Brasssens

*   Verso de Te quiero de Mario Benedetti

 


 

martes, 6 de junio de 2023

JABÓN Y SEXO DE MOTEL




    





*IMAGEN INTERVENIDA



Aquella tarde (hacía un calor insoportable), se arregló como pudo. Sintió que no era su día. Al mirarse en el espejo, se vio el pelo sin vida, en ella que era uno de sus mayores atractivos, y casi termina en llanto, si no es porque tocan a la puerta, y se fue de prisa a abrirla, rodando por el suelo, al enredarse con la alfombra de la sala, que había sido levantada en una de sus esquinas, quizás, por la muchacha que hacía el aseo en el apartamento. En el traspiés se peló la rodilla izquierda con la consecuencial rotura de su jean estrecho, un Disel, a cambio del cual, había tenido que privarse de los helados “gelato”, que hacían las delicias de su paladar, y de las idas a los cinemas de Cañaveral, con sus amigas, los sábados, a escondidas de Guillermo, cuando se reunían a chismosear  cosas de su novio, y del espionaje  que le había montado, porque  quería saber  con cuál babosita me  la está jugando el Guille , pues últimamente, llegaba oliendo a jabón chiquito, y muy distraído de sus responsabilidades amorosas;  apenas le daba un beso frío, y no le susurraba como antes, con ese verraco acento de varón santandereano, eres mi perrita, que a ella se le erizaba la piel, y se lo comía a besos, y como en las películas terminaban desordenando las sábanas.

   Sí. Últimamente, llegaba esparciendo ese olor inconfundible a jabón chiquito de esos que dan en los moteles, pero le quedaba bailando la duda, puta incertidumbre, porque en los hoteles también daban ese jabón de olor inconfundible a sexo. ¿Y si en lugar de hacerlo en un motel, se las daba de fino y la llevaba a la cama en un hotel lujoso, como ese de la Mansión del Conde de Cuchicute, que habían inaugurado recientemente, con bombos y platillos y presidente de la República a bordo? No supo cómo abrió la puerta, en medio de la duda que la asaltaba, y el dolor que le alfilereaba la rodilla. Era, Guillermo. Enmudeció sin remedio, y no atinaba a moverse. Qué te pasa mi perrita, me vas a dejar aquí parado como una estatua de museo, le escuchó decir al otro lado de la puerta, en ese acento familiar del macho santandereano, que a ella le encantaba más que sus gelatos, y náufraga de sus besos, no le quedó más remedio que lanzarse en sus brazos y buscar con ansiedad sus labios, olvidándose de las molestas disquisiciones sobre Guille, el jabón chiquito y sus infidelidades de motel que, la atormentaban, últimamente.