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martes, 6 de mayo de 2014

BESO E INCIENSO

BESO E INCIENSO

La calle del farol,
y la iglesia alzada en piedra roja;
la luna grande de los diciembres
entre suspiros apagados de los amantes.

Aún me viene a la memoria
el tañido bronco de las campanas
llamando a misa de aguinaldos;
aún tengo en los labios,
ese beso con sabor a sahumerio,
cuando buscábamos los confesionarios
y ella me ofrecía su boca púber
cántaro de húmeda saliva,
en el fragor del incensario,
inundando con su humo
las naves de la iglesia,
y el sacristán nos descubría
en ese beso largo
que nunca sentimos como pecado
.
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