Foto propia
Cuántas
lunas erró los caminos,
y
sintió golpear su corazón
con
la fuerza de las patas de los caballos
sobre
las piedras,
al
borde del abismo.
Cuántas
veces unos besos y el licor,
pusieron
la vida en la orilla de la navaja afilada
de
la muerte.
Tiró
tantas veces los dados como un Sergio Stepansky,
en
su camino por la curva del orbe,
cantando
con Cabral, "y ser feliz es mi color de identidad",
Tantas
veces se dolió de los niños
matando
el hambre con sopas de papel,
y
se alegró con los hombres,
que
en su camino
derribaban
las estatuas de héroes falsos,
cagadas
por los pájaros
en
pueblos polvorientos,
como
un buen sarcasmo
o
la mejor de las ironías.
Con
una guitarra por fusil,
unos
versos en la aljaba,
y
una botella de ron,
va
andando su libertad hasta que la consuma
el
polvo de los caminos