Vistas de página en total

viernes, 22 de enero de 2021

Ulises

 






*Foto intervenida


Sabes de la vida del amor y la muerte,
acuñados en las grietas de la ciudades derruidas;
de los caminos polvorientos donde
huellan tus pies querencias,  agravios y rencores.
Cuanta lucha por poner de rodillas los imperios,
no importa cuáles,
los imperios siempre son cadenas de dolor.
A la vuelta de los caminos,
bien lo sabes,
la sorpresa que te reta,
como quien tira los dados en el sorteo
de la gloria o el abismo.
Quizás como Penélope a Ulises,
ella te espera,
entre la niebla de cigarros y orines fuertes
de algún bar de mala muerte,
cantando una milonga de cordura y desvarío,
mientras mira la puerta,
a la espera de tu regreso,
y el beso que le quedaste debiendo
en el momento de la partida




martes, 12 de enero de 2021

Fiesta de gallos

 




*Foto intervenida




Salió al aire de la madrugada. Olía a albañal. Nunca de tanto tiempo de vivir en el barrio, había sentido tan fuerte el olor como esta mañana. Palpó el changón debajo de la gabardina, y se encomendó a la virgen de El Carmen. Le daba confianza hacer este ritual, pero esa mañana, extrañamente, no sentía el miedo pavoroso que le hacía sudar las manos y la frente, cuando madrugaba a hacer eso que él llamaba "mis trabajitos".

Le había dejado en la mesa del comedor, una plata y una nota a su mujer: "cómprese la nevera industrial y el televisor de cuarenta pulgadas que tanto ha querido y no joda más. El televisor y la nevera viejos, regáleselos a su mamá".

Buscó la calle que daba a la avenida, donde dejaba la moto en un taller de mecánica, pero que todo mundo sabía que era un desguazadero de motos y carros, y sintió un cosquilleo en la frente, cuando fue a abrir la puerta. Palpó de nuevo el changón, pero no supo si por presentimiento, porque un fogonazo le voló la cabeza, con el escándalo de los gallos de la gallera vecina, que ese día pondrían a pelear en las fiestas de la patrona del barrio.  

 

 

martes, 5 de enero de 2021

MAR Y LUNA

 

                                                            *Foto propia: playa de Coveñas (Colombia)



El mar se quedó en sus ojos,

basta mirarlos para sentir su nostalgia.

Sólo faltan las algas,

las anémonas,

y los pececitos de colores en sus ojos

aguadas de mar.

En las noches los observo,

y una luna se mueve como un candil,

en un cielo de sombras; 

luna que se quedó encendida

en el fragor,

 el pálpito de nuestros cuerpos

en la playa, 

aquella noche de amor de diciembre

bajo un enjambre de luceros y estrellas,

mientras la brisa  arrastraba de lejos

un murmullo de gaitas 

y tambores,

alegrando la noche.