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miércoles, 4 de marzo de 2020

Aromas





*Foto propia intervenida



Eco de su dulce voz que se repite en las grietas
de la  ciudad vieja,
como un fino puñal que hiere de felicidad la memoria.
No está,
es el viento que se ha quedado con su habla de sirena
citadina,
y me fuerza a buscarla en la barra de los bares 
donde cantábamos con Sabina
“mi corazón de viaje
de un pasado bucanero
de un velero al abordaje
de un no te quiero querer.
La  ciudad vieja huele a ella,
como una flor que hubiera abierto
su sexo,
a los aromas del deseo,
desparramándolos por la piel de las piedras
y los muros,
como una bella maldición