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sábado, 20 de agosto de 2011

Angustia





Angustia



La tarde,
nubes plomizas.
El sol ha huído tras agónicos rayos,
los caracolíes han abatido sus ramas,
no hay brisa, ni vuelo de pájaros,
en el pecho una angustia indescifrable,
los niños que siempre jugaban con una pelota de trapo,
se han sentado en la esquina de la polvorienta calle,
a mirar sin ver.
La gente pareciera en esta tarde no tener rostro,
ni un gesto de saludo a pesar de las intimidades
que atan;
se han volcado en su angustia,
solo ven adentro,
se miran en un espejo interior,
que alucina,
hecho de filamentos, bulbos, sargazos
y algas engomadas.
¿Cómo volver la mirada, a ese mundo,
donde no acude la angustia
ni el dolor?