Se ha quedado enredada entre los naranjos
tu voz
dolida de los muertos cercanos tan tuyos:
hermanos, tios, amigos
que un día supiste que ya no estaban y no volverían;
pero la misma tierra los devolvió de sus fosas perdidas,
y ahora todo es un duelo continuo,
como si la felicidad fuera una palabra extraviada
del diccionario de la vida