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lunes, 8 de noviembre de 2021

La piel de la ciudad

 






Foto propia intervenida


Husmear en las grietas de la ciudad

si envejece la piel.

Ver como cae el zócalo del viejo teatro

a donde los novios buscaban los palcos

para reencontrarse en sus bocas ansiosas,

en sus manos apretadas de deseo

cuando se apagaban las luces.

Mirar cómo la ciudad ha perdido su rostro,

en el derrumbe de las viejas casas,

aquellas que hablaban del amor a la madera

en las puertas

taraceadas por viejos artesanos.

La ciudad se fue quedando sin indicios

de su historia,

aquellos monumentos que hablaban de ella,

los deshabita el recuerdo.

La ciudad de ahora no habla, híbrida de modas,

de arquitectura moderna vacía, monólogo de edificaciones,

calles donde nadie se entiende, cada uno es un mundo,

y si hay lenguaje el del arma afilada,

(“bájese del"billo, hermano")

o el "fierro” que escupe la muerte,

("de algo hay que vivir, parce, así sea

matando")

Tampoco  nada queda del sendero aquel

camino del salto de agua que, caía hecha espuma,

sobre nuestros cuerpos desnudos

liberando el deseo

de las ataduras del pecado.

Hasta el pecado dejó de ser pecado