Aquella noche, como siempre lo hacía, se sentó frente al computador. Abrió su blog, y experimentó por primera vez, él novelista baquiano de las letras, aquel terror de sus sueños repetidos, que le perlaba la frente de un sudor frío: ese miedo cerval a la página en blanco.
domingo, 20 de enero de 2013
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