Quizás nadie te haya hablado
antes de los fuegos fatuos,
del viejo Yuma camino del mar,
preñado de
capaces,
bagres,
bocachicos,
y nicuros,
sustento de cobrizos pescadores,
delicias del paladar de ribereños
y gentes "laderanas".
Quizás nadie te haya hablado
de la severa presencia del caimán,
asoleando la piel,
en algún solitario playón en tiempos
de verano,
no estos veranos
donde el río ha perdido la imponencia,
de cuando mi madre,
cantando a Toña La Negra,
a la vera del río,
lo veía como su mar Mediterráneo.
Ya no es el Yuma,
le robaron el alma
Una ubre seca,
un río moribundo,
que devuelve de sus aguas,
los restos de una historia
de naufragios
y violencia repetida:
la de los cadáveres de los
desaparecidos