*Foto intervenida
Escuchó ruidos en el patio. Le extrañó que no ladrara el perro. Sintió
nítidos -silbándole los oídos- tres disparos secos. Se levantó a tientas de la
cama, y en el patio se tropezó con su propio cadáver, y la magnum aún humeante
en la mano