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martes, 9 de agosto de 2011

Silencio de negra

                                                           Silencio de negra
















La luna se tiñe de rojo,


y sus ojos hoquedad de sombras.


Tiemblan las hojas del almendro,


en la brisa fina y fría


que agazapa sus zarpas en la penumbra.


Siento el aterido cuerpo de ella,


juntarse al mío.


La noche enmudece,


en el silencio de estrídulos grillos


y el enigmático canto de las lechuzas.


Noche de piedra,


fosilizando fuentes que eran canto y pentagrama


y ríos sembrados de leyendas de mohanes


y hombres caimán.


Hay un sueño de fortines almenados,


con garitas a manera de torreones espigados


hiriendo un cielo cerrado de nubes.


Beso su boca,


con la frialdad de un ritual,


y sueño que sus esperanzas últimas


mueren en el calor que no le dan mis brazos.