El niño que me habita mira caer desde la ventana
la delgada lluvia que moja el patio.
En los zaguanes los recuerdos se agolpan
juntando pequeñas heridas
que no ha sanado el tiempo.
!Cuántas indolencias,
desafectos y soslayos
reclaman como Kafka
en Carta a mi padre
en Carta a mi padre
aún después de muerto¡
Muere la tarde y se evapora la lluvia,
pero persiste el recuerdo,
mordiendo las arrugas del alma.