Vistas de página en total

sábado, 28 de septiembre de 2019

ÉPICA DEL DESEO










*Foto de archivo intervenida



Te hago con mis dedos,
en la curvatura de tus costas,
grávidas de golfos y bahías
de deseo.
Seducido por el espejismo de tus ojos,
eché mis naves en tus mares interiores,
mientras en tus pechos,
un magma de fuego
ardía en la punta de tus pezones.
Cuántas veces quemaron con placer
mis labios y mi lengua,
al ritmo de tu pecho volcán y suspiro,
delirio y ternura.
Te hago con mis dedos de deseo
llanura de tu vientre de espigas arcifinias,
Subiré a tu monte de Venus,
y entre su bosque de ramas oscuras,
sembraré un bosque de banderas blancas.
Lo que venga es ganancia,
al derribar la puerta de la gruta,
para que recalen en tu mar salado,
mis barcos de victoria

jueves, 19 de septiembre de 2019

CRÓNICA DE SOMBRAS Y DELIRIOS








*Foto de intervención



Dicen que -prácticamente- lo cecinaste, porque la crónica roja, enfatiza que " tras incontables puntadas, le fue abriendo el pecho hasta desangrarlo", y eso no es asesinar sino cecinar con sevicia para causar dolor.

No te disculpo, ni tampoco te juzgo, siempre fuiste un ser dolorido. Hablas de tus razones para matar al hombre que amabas indeciblemente, de esa manera tan dura y cruel; pero tus razones, no son precisas, infieren los delirios de una mujer atormentada por un dolor de siempre, y tuviste que imaginarte que otra distinta a ti lo besaba como si fueras tú, y estaba dentro de él sin ser tú, para hundirle en el pecho tantas veces el cuchillo, buscando matar ese dolor que siempre te ha perseguido como una sombra lábil e indeleble.

domingo, 8 de septiembre de 2019

Susurro









*foto intervenida


!Qué importan el tiempo y la distancia¡
La vuelvo a ver después 
de tantos soles
tantas lunas.
Tiene los mismos ojos
de profundo cielo,
y los mismos labios deseables
en la fruta de su boca.
No llevaba la faldita tableteada,
ni el cuaderno de apuntes,
donde algunas veces
le enseñé a hacer ensayos
!Qué importan el tiempo y la distancia¡
si me quedé en sus ojos
como un pez de ternura.
Esta mañana,
la sorpresa de su voz en el teléfono,
fue un susurro de brisa amanecida.