*Foto intervenida
Mejor no vuelvas, a desandar los pasos;
nada asegura volver al lugar de donde partimos,
y fuimos felices.
Los caminos no son los mismos,
y las mujeres que amamos
mientras le dábamos vueltas a la vida,
sus bocas de besos dulces son hoy vaho de sepultura,
y en sus úteros otrora frescos
y silvestres como las amapolas, ya no los agita el
deseo.
Mejor no vuelvas a la casa donde naciste,
allí donde te escondías en la penumbra de los cuartos
cuando venían las primas con la alegría de los veranos
“a desfogar sus deseos espurios” (decían las maledicentes
tías)
quizás el implacable tiempo la haya hecho ruinas,
y una lágrima haga sombra en tus ojos
Acaso mejor no vengas,
porque como todos los tuyos,
no seas más que un muerto,
mal muerto,
al que se le ha olvidado matar la alegría de la vida