Foto intervenida
Una grieta en el alma
mientras cunde el dolor
por la ciudad devastada.
El amor se ha hecho humo,
puede más la ambición,
ya las bocas que cantaban canciones
dulces,
libres,
sin amarras
han sido silenciadas.
La ciudad arde en la indolencia,
no se habla del beso,
ni de la caricia que despierta
en el otro lo humano.
Todos
compiten,
escalan,
trepan,
en el clásico arribismo,
hiedras pudriendo la piedra
limpia,
echando abajo las canciones
de libertad,
aquellas que hablaban de un afecto,
de un amor bajo la luna,
de la construcción de nuestro sueño
del sueño de todos.
Quizás mañana me mire en tus ojos,
y no esté en ellos
sólo serán ojos ciegos
al mismo amor,
a los sueños mismos.