*Foto intervenida
La tarde se funde
en un incendio del sol,
rodando las montañas del poniente,
inyectado de cobres y bermejos
Una sábana oscura
vendrá luego,
en el siseo de la brisa en las ramas
de los robles y abarcos
a cubrir de angustia el corazón
y alma.
En la antípoda
quizás me pienses
y mires la luna,
esta misma luna que miro,
y nos acerca,
para no sentirnos tan solos
en esta cruel distancia
de antípodas de la noche