Te cuento que ha entrado diciembre.
Todos se quejan del arbolito y el
alumbrado
que no estarán este año:
la
inflación se tragó el salario.
A nosotros nos importaban muy poco esas cosas.
Bastaba saber que habría unas buenas cervezas
en la barra de un bar popular,
y Mercedes cantando a María Elena Walsh,
en ese verso que nos enternecía:
"Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy
por todo y a pesar de todo mi
amor,
yo quiero vivir en vos."
Cómo amábamos la vida
esas ganas de querer desde lo simple,
"salvajemente natural" como me
decías oído,
que te quisiera,
mientras afuera cundía un estropicio de
música
y pólvora.
Por aquí llueve,
como si el cielo se desplomara a cántaros
Eso me da más tristeza,
y hace más profundo el hueco que quedó,
cuando te cansaste de vivir,
y pudo más la muerte que tus rebeldías.
Aún no cesa de llover,
la tarde ha estado oscura,
quizás sea ya noche.
Pero eso !qué importa¡
si en mi
alma ya no amanece.