*Foto intervenida
El
día ha amanecido húmedo,
huele
a hierba fresca,
como
cuando ella se baña en la fuente del patio
y
la brisa aroma su cuerpo de especias
turbadoramente.
El
sol apenas una promesa
entre
las nubes,
aleteará
más tarde como una mariposa
de
colores,
y
le daré un beso en la boca,
aún
húmeda del baño mañanero.
Hoy
no quiero que la asalte la tristeza
de
las tardes cobrizas.
En
la radio le leeré aquel viejo poema,
escrito
en una ajada servilleta
que
ella nunca vio:
desearte
no me basta,
tenerte
es mejor,
ser
un río que se riega
por
tus poros,
por
tus órganos,
por
tus venas
agradecido y torrencial,
un
aguacero que refresca
tus
meses de calor.