*Foto intervenida
En la lluvia me reencuentran sus besos
o su mirada de ángel caído
cuando me apoyo en una terneza suya,
para no morir en la temprana niebla
después del alba.
Llueve.
Y ahí me veo en los charcos que, quedan
en la calle
cuando se aquietan las aguas
y sus pupilas abiertas al amor
me empapan de afectos y suspiros
reparando el corazón roto
y el alma deshecha de angustia