Imagen intervenida
Dejo un poema
en el horizonte de tus ojos,
línea de sueños donde estamos siempre
como una postal sepia de encuentros.
Dejo un poema en la brisa,
para que se enreden en tu pelo
sus versos,
como ramas abiertas al sol
y siempre me recuerdes.
Dejo un poema
en la banca de aquel parque,
donde llovían las hojas
sobre tu regazo,
y cuando te hacía el amor luego,
en el fragor de las pieles encendidas
olías a eucalipto.