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sábado, 30 de marzo de 2013

Llueve en la ciudad de la noche



La ciudad nada en una espesa niebla de sueños.
Es otra,
distinta a la del día vocinglera y ruidosa,
Los escasos transeúntes como peces insomnes
caminan sus sombras en el acuario enorme de su calles.
Quizás la despierte levemente
la reyerta callejera de la puta y el chulo,
cansada de cada moneda que le quita por su protección.
Duerme la ciudad como un barco a la deriva
en una noche  de luna plena
y  estrellas dispersas
asomándose en los claros que dejan las nubes tránsfugas.
Llueve en la ciudad
lágrimas de duelo,
y se arruga su alma  de acordeón,
en el despecho de Discépolo,
desgranando nota a nota su  dolor:
"esta noche me emborracho bien,
me mamo, ¡bien mamao!,
pa' no pensar."
Llueve en la ciudad
y aún no clarea el alba.