
Siempre serás mi sensitiva,
desde acaso,
cuando eras un sueño
en las pieles
urgidas del deseo
que hicieron tangible
tu belleza carnal
y tierna como una rosa;
salvaje
y dulce como la miel
temblorosa en el paladar.
Ya te presentía,
cuando los hornos
esperaban la moldura
de tus salaces formas.
!Qué importan otros hombres en tu vida¡
¡Qué importan otras mujeres en la mía¡
si sólo tú eres polvo de estrellas.