Foto propia intervenida
La noche como un ala de sombra membranosa
se cierne sobre las cúpulas
y tejados de la ciudad vieja.
Quién podrá cantar una balada de amor
o percutir un atabal de carnaval,
cuando el alma camina en el filo de una navaja
en la noche que comienza.
Quizás la luna que asoma timorata entre las nubes,
espante a las walpurgis de Malpaso,
y los gatos le agradezcan a su luz
que los viejos cuchillos
de empuñadura de pedernal,
no partan sus corazones
en el ritual vesánico que desata
los jinetes de la muerte