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domingo, 29 de enero de 2017

Fiesta de gallos(cuento corto)



Salió al aire de la madrugada. Olía a albañal. Nunca de tanto tiempo de vivir en el barrio, lo había sentido tan fuerte como esta mañana. Palpó el changón debajo de la gabardina, y se encomendó a la virgen de El Carmen. Le daba confianza hacer este ritual, pero esa mañana, extrañamente, no sentía el miedo pavoroso que le hacía sudar las manos y la frente, cuando madrugaba a hacer eso que él llamaba "mis trabajitos". 

Le había dejado en la mesa del comedor, una plata y una nota a su mujer:
"cómprese la nevera industrial y el televisor de cuarenta pulgadas que tanto ha querido. El televisor y la nevera viejos, regáleselos a su mamá".

Buscó la calle que daba a la avenida, donde dejaba la moto en un taller de mecánica, pero que todo mundo sabía que era un desgüazadero de motos y carros, y sintió un cosquilleo en la frente, cuando iba abrir la puerta. Palpó de nuevo el changón, pero no supo si por presentimiento, porque un fogonazo le voló la cabeza, con el escándalo de los gallos de la gallera vecina, que ese día pondrían a pelear en las fiestas de la virgen de El Carmen



 

32 comentarios:

Recomenzar dijo...

Soy la primera ...............Un cuento con un final no feliz .O quizás sea yo que lo veo asi porque llueve en Miami y hace mucho frío ....

chusa dijo...

Magnífico cuento breve, se me hizo corto
un abrazo!

Verónica O.M. dijo...

Un final trágico.
Un abrazo

Verónica O.M. dijo...

Un final trágico.
Un abrazo

CÉU dijo...

Como sempre mta imaginação. Parabéns, Carlos!

Nieves Martín dijo...

La vida es así... agridulce...

Un abrazo grande, me gusta leerte amigo Carlos :)

Nino dijo...

Buenas tardes, Carlos:
Me ha atrapado tu relato en su fondo y forma: tiene un ritmo ágil en la narración y acertadamente escueto en la descripción.
El final es sorprendente en una primera lectura, en la segunda ya resultan evidentes los avisos que vas dejando al lector.
Gracias, Carlos.

Locaporlaluna dijo...

En algo turbio andaría che...
Muy buen relato, que mantiene en ascuas a un lector impaciente como yo. Besote enorme.

Gustavo Figueroa Velásquez dijo...

Maestro Carlos:

Tu cuento, breve pero muy gráfico, nos muestra la realidad a la que se enfrentan los sicarios en Colombia; ellos son asesinos pero, como en tu cuento, también son asesinados porque quienes les pagan por matar tienen que borrar toda huella que les pueda delatar y eso incluye, por supuesto, al mismísimo sicario, monstruo que se cocina en la olla triste de la pobreza.

Un abrazo, Carlos.

lichazul dijo...

caldo de gallo
caldo de gallina
son para levantar muertos ( pero) la carne es dura como el traje de palo
qué cosas....

abrazos Carlos
y muy buena semana

Rafa Hernández dijo...

Magnifico, y muy acorde con la vida que llevan. Me gusta compañero.

Un abrazo Carlos, y gracias.

mariarosa dijo...

¡¡Tremendo!!

La vida de algunas personas es así, termina sin que se den cuenta. Muy buen cuento.

mariarosa

Mercedes Cardona dijo...

PRECIOSO

Mercedes Cardona dijo...

MERCE CARDONA. Dice, bonito relato, Yo estoy pasando una gran pena. A mi hijo le han detectado (ELA) para una madre es muy doloroso, pues no tiene cura. La vida es una gran putada .besossssssssssssssssss

María Socorro Luis dijo...


UN final inprevisto pero hábilmente insinuado. Vidas marcadas, siempre al borde.

Siempre, mi abrazo, Carlos

Isa dijo...

Hola Carlos. Un cuento muy bien escrito. Se ayudaron con la algarabía de la pelea de gallos para que nadie sintiera el tiro. Yo no podría vivir con esa incertidumbre de que un día llegara alguien y zas. Supongo que esta gente se cobra asuntos sin resolver pagando para matar.
Abrazosssssssssssss

Rud dijo...

Hola, Carlos Augusto
Un relato tan escalofriante, como excelente. Todos nuestros actos regresan a nosotros como bumerang.
Feliz fin de semana (sin gallos). Un abrazo

AdolfO ReltiH dijo...

FULLL, EXCELENTE GESTA.
ABRAZOS

Clarisa T. dijo...

Sobrecogedor y realista, tu narración. Interesante las consideraciones que se dejan entrever entre líneas. Quizá el "ajuste de cuentas" de la vida, está en la propia ruleta del vivir. Siempre somos carne de látigo, de bala o de fogón...
Feliz domingo. ¡Salud!

Smareis dijo...

Uma boa história. Gostei!
Uma boa semana Carlos!
Um abraço!

Rosana Martí dijo...

Inesperado final para una gesta de gallos. Besos!!

Sneyder C. dijo...

El final muy de acuerdo con la vida que llevaba…se dice, que quien a hierro vive a hierro muere…
Trágico final.

Siempre un cálido abrazo

Carmen Troncoso Baeza dijo...

Intensa historia Carlos, me gusto el relato que termina en recta final para alguien que la espera siempre listo, pero nunca es suficiente. Un abrazo!

Enca Gálvez dijo...

Demasiado real, para ser solo un cuento, genial!! Un abrazo, buen fin de semana

Jaume dijo...

Hola me paso tu blog Anna de poemias.
Me encanta tu blog.
Besos

Carlos Augusto Pereyra Martínez dijo...

Jaume dónde te leo? Gracias por encantarte.

lichazul dijo...

mil gracias por tus huellas Carlos
ten un domingo precioso
abrazos de sol

lanochedemedianoche dijo...

Un final inesperado, muy bueno querido amigo.
Abrazo

Tesa Medina dijo...

Un relato para gozar, primero con la soronidad de las palabras, y luego con esa precisa crónica de una muerte anunciada. Me gustó mucho.

Qué bien escribes, me fascina leerte, Carlos Augusto.

Eso sí, tuve que buscar el significado de "changón" Una escopeta recortada, me dijo internet, pensé que era un amuleto pagano que convivía con la medallita de la virgen.

Uf, no sé cómo alguien puede disfrutar con las peleas de gallo.

Un beso, y que tengas una feliz semana, por acá no para de llover, parece Macondo.


BEATRIZ dijo...

Esta bueno, muy convincente en su brevedad.

Feliz Domingo Carlos.

Beatriz Martín dijo...

uufff no contaba con ese final jajaja joo tiene mucho que a veces con nuestras vidas , muy bueno el relato , ... Carlos quería agradecer cada unas tus letras en mis versos llenan de ánimo , entusiasmo pero solo escribo lo que siento o deseo , de verdad me llegan profundo , muchísimas gracias un beso con cariño Bea desde mi brillo del mar

Rafael Humberto Lizarazo Goyeneche dijo...

El que a hierro mata a hierro muere, esa es la suerte de los gatilleros... siempre les sale su gallo tapao.

Un abrazo.