El cine mejicano ha venido tomando estatura con directores de las calidades de Alejandro González Iñárruti , aquel de Amores Perros y Babel, y Guillermo del Toro, quien sorprende con El laberinto del fauno. Una película de esas a las que no le falta ni le sobra nada, hecha en la comparación con la literatura, con esa capacidad de síntesis de Ernest Hemingway, en El viejo y el mar, o de García Márquez, en El coronel no tiene quien le escriba.
Qué sorprende de esta película del Toro, que trae un Cannes, en sus costillas?El combinar de manera tan creible la realidad política con lo mítico. En la película de del Toro, lo relevante, es que mítica y realidad política se funden, están asociadas en la historia que el director (es cine de autor), tejió para este filme de gran imaginación. Hasta el momento no conozco en el campo de la cinematografía, una película donde lo mítico y legendario, se fundan con eventos reales. Por eso la película cautiva, a pesar de la violencia en medio de la inocencia que pueda suscitar la parte mítica.
La historia, transcurre en el año de 1944, con un capitán de las fuerzas franquistas españolas, enviado a la región, a acabar con los últimos reductos de la resistencia republicana, refugiada en los montes vecinos, a la guarnición del ejército. El capitán, espera a su esposa Carmen, antes mujer de un sastre, que viene en estado de embarazo, y con su hija de trece años, Ofelia. Esta no le tiene afecto al capitán, un tipo cruel y despiadado, frío y sin asomo alguno de humanidad. Al llegar a la guarnición, Ofelia, entra en contacto con el fauno, en una de sus incursiones al laberinto, y le es encomendada una misión, que se va juntando a otras, y que debe satisfacer a cabalidad, pues ella lleva en su cuerpo el alma de una princesa, que de su mundo, se vino al de los mortales, y perdió la vida. Sólo el alma de Ofelia puede salvar el reino de sus padres. Por eso es necesario que cumpla con las pruebas, para retornar a él, y darle sostenibilidad, como heredera del reino.
Mientras Ofelia vive el dolor de su madre expuesta a un embarazo difícil, que la obliga a tener un médico a bordo, y observa las hostilidades de su padrastro contra las guerrillas republicanas, también padece, alternativamente, sus avatares con el fauno y sus pruebas.
Al interior de la guarnición, la resistencia republicana, tiene a dos cabezas de playa: el médico y Mercedes (Maribel Verdú, una de las mejores actrices del cine español). Son los que sostienen a los guerrilleros con medicinas, y provisiones, pues Carmen, maneja la preparación de la comida del regimiento, y por lo tanto tiene acceso a la bodega.
Tanto la historia mítica como la real, tienen el final de los cuentos de hadas, pues quién en la utopía política o en fabulario no ha soñado con un mundo donde la felicidad sea distribuída con espíritu de igualdad y de justicia.
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