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sábado, 19 de enero de 2008

La ciudad devastada

La antigua ciudad
de torreones altos
que hendían el cielo
-hoy después de la batalla-
hechos míseros muñones.
Los techos,
orgullo de la ciudad,
aún crepitantes
testigos del incendio
que los redujo a cenizas.
Las calles,
hervidero de cadáveres,
presagian un festín
de gallinazos.
En medio del desastre,
el señero guerrero,
sobreviente a la tragedia
recorre la ruina
de las calles,
y aún no imagina,
cómo recuperar la grandeza
de la ciudad hoy devastada.

miércoles, 16 de enero de 2008

GONZALO REY JEREZ, DE LA PINTURA A LA ESCULTURA

Botero lo hizo, Grau también. Se deslizaron de la pintura a la escultura, en un afán de explorar y ampliar el ámbito de su propuesta estética. Por ello, no extraña que el maestro Gonzalo Rey, uno de los pintores santandereanos, anclado en Piedecuesta -con gran respeto en el medio, por su permanencia en el oficio- haya derivado a la escultura.
Por ahora, parece explorar en el campo tridimensional. Imperan objetos, bloques de madera en su mayor parte, que dan la impresión de trozos abandonados, los que Gonzalo Rey, recoge de su naufragio y aprovecha sus caras, para dejar impresa la huella de su pintura. Se diría que la intención es de integrar la escultura con la pintura, guardando las distancias, algo así como las camas, la mesas y demás objetos, sobre los cuales pinta Beatriz González. Pero la peculiaridad en Gonzalo Rey, es que los objetos sobre los cuales pinta, los trabaja, les da forma, pues se observan en la idea troncos con ramificaciones, sobre las cuales equilibran mariposas, o especies de conchas o corales, rodeadas de pececitos de colores, que buscan su alimento.
Quienes conocen el trasiego de la pintura seria del maestro Gonzalo Rey, saben que ha sido estudioso, investigador,y búsquedar de lenguajes. Ahí están etapas relevantes como la de la estética de la chatarra, de la velocidad, de desnudos integrados a objetos, de sus atmósferas, y otros andares. Por eso, ahora que asume la exploración de la escultura, no se pone en duda - merced a su capacidad creativa- que los logros responderán a las exigencias de identidad y de respuestas estéticas.

lunes, 14 de enero de 2008

El hombre del aliento de ajo (Cuento corto)

Supo por el aliento inconfundible a ajo, que era el mismo hombre que tres años atrás, cuando apenas asomaba a los quince , la esperó en un recodo del camino, de su regreso de cortar pasto para alimentar las tres reses que tenían en el minifundio, y la tiró a un rastrojo, desgarrándole la ropa hasta dejarla desnuda, y al intentar besarla con su boca de vapores podridos, como no se dejaba, hundió su sexo en el de ella -aún no maduro- sin piedad, y ella sintió en su vientre, las veces que la penetraba , un puñal que la hería sin descanso. Tuvo que morderle una tetilla para zafarse, y correr monte adentro. Cuando escuchó los disparos en el rancho, tuvo el presentimiento de que el del aliento de ajo, había baleado a sus papás.
El hombre pidió al cantinero del bar, un aguardiente doble y una cerveza para pasarlo. Ella se le acercó. Vamos a la pieza, papito? El se quedó mirándola de arriba a abajo, como quien le busca la clase a un animal que quiere comprar. !Vamos. Las mujeres con aspecto de yegua, me la piden los huevos¡, y se tocó los genitales en un gesto ramplón y vulgar. Subieron por una escalera alumbrada por una luz mortecina, a un segundo piso, cuyas habitaciones daban al río. Adentro, la mujer se desnudó lentamente, ganando tiempo para tomar con sigilo el cuchillo que guardaba en un cajón de la mesita de noche, donde una lámpara a manera de quinque, alumbraba débilmente la habitación. Entonces, cuando deslizó la mano, y palpó el filo del cuchillo, supo que le metería tres puñaladas, y luego lo botaría al río, como él estaba acostumbrado a hacerlo con las gentes de la vereda que se negaban a vender la tierra a los gringos, para que la sembraran de palma africana, luego de pegarles certeros disparos en la frente.

sábado, 12 de enero de 2008

Tal como somos, álbum musical Banda Asociación de Músicos de Piedecuesta



Las primeras imágenes de niño, que tengo grabadas de Piedecuesta, son las de la Banda Municipal, tocando la retreta en el atrio, frente a la hoy Casa Consistorial, o alrededor de la Glorieta, especie de plaza de armas, en cuyo centro como en el ombligo del teatro griego, soportado por unas gradas y una especie de plinto, se espigaba al cielo un hermoso obelisco, que me pregunto -después de que implementaron lo que hoy llaman tan pedestremente tarima en su lugar, y es una especie de dolmen, observado desde una óptica contemporánea- qué hicieron con él? Acaso lo condenarían al olvido? O como un mueble viejo, tendría como destino final un cementerio de escombros? Bueno, que otro hubiera sido su tránsito, porque de todas maneras hacía parte del patrimonio artístico e histórico de Piedecuesta, que lamentablemente no ha contado con el interés por parte del sector oficial local, de salvaguardar su pasado.
Esa histórica Banda Municipal, donde se formaron tantos músicos,, cayó en la ojeriza de las administraciones municipales, hasta tal punto de romper el único cordón que la ataba a lo estatal, al borrar de la nómina el cargo de director, que de no ser por la lucha indeclinable del Maestro Mario Gamboa, y del profesor Rafael Uribe, que crearon la Escuela de música Villalobos, la cual desembocaría en la organización Banda Asociación de Músicos de Piedecuesta, una tradición musical no perviviría: la retreta de los domingos.
Negar la labor respetable que el Maestro Mario Gamboa como formador de músicos, y director de un trecho de la antigua Banda Municipal, y la actual Banda Asociación de Músicos de Piedecuesta, ha venido cumpliendo, rayaría en la torpeza. Por eso, satisface el hecho de la edición del primer álbum musical, Tal como somos de esta organización musical que dirige, el maestro Mario Gamboa, por el valor que representa el registro sonoro de una variedad de temas y aires musicales de la zona andina colombiana, y de latinoamérica como el bolero y el tango.
Relevante, que en el álbum se haya escogido un tema del maestro Rafael Aponte, con quien de estudiantes conformamos un trío sin par, siendo alumnos de la Normal Nacional de Piedecuesta: Flauta, tiple y tambor. El álbum, Tal como somos, hacía falta como registro sonoro de la cuna, donde ha nacido en Piedecuesta, el interés indesmayable por hacer música. Este álbum, es el preludio de grandes cosas, porque después vendrá un segundo disco, con composiciones de maestros de la música colombiana, facturadas, especialmente para que la Banda Asociación de Músicos de Piedecuesta las lleve al CD. ! No se ha perdido el tiempo, maestro Mario Gamboa ¡

miércoles, 9 de enero de 2008

"Sócrates," el álbum musical de Velandia, con los niños y niñas del Jardín Infantil La Ronda

En mis manos cayó Sócrates. No se trata de ningún perro callejero, como ese que encariñó a Alberto Cortez, en su canción : era nuestro perro y era la ternura / que nos hace falta cada día más. Tampoco se trata de alguna biografía sobre el filósofo, que apuró la cicuta, para dejar contentos a ciertos vejetes de la sociedad helénica. Es el el título del nuevo álbum musical que el cantautor Edson Velandia, el de la banda Velandia y la tigra, siempre activo y en plan de creación, compuso para que fuera cantado por niños y niñas del Jardín Infantil La Ronda del municipio de Bucaramanga, institución que estuvo al frente y producción de este CD, que muestra dos aspectos relevantes: el interés de una institución educativa por la pedagogía musical en preescolares, y el estímulo e incentivación al aprecio de los infantes por el canto, por una parte, y la revelación de un Edson Velandia, experimentando en la creación musical, con letras y música para niños, faceta que no le era muy conocida, por la otra.
Sócrates, tiene una virtud: recupera el lenguaje de los niños( " Ésta es una histolia de la ele / letla muy principal/ letla impoltante/ pala empezal a nalal"). Los toma en su contexto, para que canten con desinhibición, algo así como intentar un naturalismo, en la interpretación de las canciones, que rezuman el espíritu de lo lúdico y del juego, propio de los niños, cuando abordan el arte.
Velandia ha sabido aprehender el alma de los niños, por eso en Fábula, se aprecia una especie de ronda, donde el juego de la palabra (particular en sus canciones, sin especificidad de género), toma la aliteración, para replicar fonemas en las frases, como la "r" en digo yo rico, y suéname rancio, y la s, en digo yo sol, y suéname sal.
Si se analiza La montaña, naturalmente en las expectativas musicales de hoy, y del mismo interés creativo de Velandia, es una nana o canción de cuna, donde fluye ternura y poesía, que es lo que peculiariza este género poético, por eso,
Duerme niña,
Que yo te nombro el paisaje.
La cueva donde nació el ratón
Camino que lleva al monte
El agua de los remedios,
Canción que arrulla la soledad.
La nube que mira la luna,
rumores de lso cantores,
Las tres estrellas de siempre,
El árbol matarratón.
Con Sócrates, ya no hay excusa para no cantar con los niños y cantarle a los de cuna, melodías que espanten sus temores sus miedos, y tengan buenos sueños sueños. Aún hay mucho qué decir de Sócrates, pero ésto será en una segunda entrega de la Joroba del Camello, en entrevista con el mismo Velandia.

lunes, 7 de enero de 2008

El alma del acordeón, novela de Ernesto McCausland


No extraña que el novelista costeño, Ernesto McCausland provenga del periodismo. García Márquez, fue primero periodista, Juan Gossain lo mismo, y podríamos seguir trayendo a colación más nombres. En ello quizá tengan que ver Truman Capote, Gore Vidal, Gay Talese, el mismo Hemingway, que antes de ser narradores destacados, apuraron en las fuentes del periodismo, y abrieron un camino para parender el oficio de escribir en el campo narrativo.


Realmente, no habíamos tenido la oportunidad de apreciar al novelista que hay en Ernesto McCausland Sojo, barraquillero a morir. Sabíamos de sus crónicas en El Heraldo, y en Caracol radio. De su pasión por el cine con largometrajes donde el Carnaval de Barraquilla, ha sido el uno de sus protagonistas. Pero no empezamos a leer a McCausland, por el principio, es decir por su primera novela, porque ignorábamos, que El alma del acordeón, que es la que motiva esta nota, fuera su segundo trabajo novelístico.


McCausland, es de los periodistas que saben enriquecer el periodismo, por eso lo ejerce en Telecaribe. Sus crónicas son de gran ingenio, como las de ese otro periodista costeño que anduvo por RCN radio, Heriberto Fiorillo, hoy promotor cultural de Barranquilla, y que ha puesto el carnaval de la arenosa, en sintonía con la cultura, las artes y la literatura. Confesamos que nada sabemos de su primera novela, Febrero escarlata, por lo que entramos en seco, a comentar El alma del acordeón, novela escrita desde la tercera persona ("Doce años como acordeonista le han enseñado a distinguir una pieza interpretada con el alma..."). El alma del acordeón, intenta conectar dos culturas que las une un instrumento: el acordeón. Esas culturas son la alemana -donde se fabrica el acordeón, en la Hohner- y la colombiana, que convirtió el acordeón alemán, en instrumento insignia del vallenato.


Pero, lo más relevante de la novela, es la intención de McCausland de reivindicar la figura de Juancho Polo Valencia, el de la mítica canción de Alicia Adorada. En busca de su acordeón que Juancho Polo enterró en Flores de María, viene a Colombia, enviado por la Hohner, el concertista de la fábrica, Karlheinz Birk, y a participar en el Festival de San Juan del Cesar. Como trasfondo, McCausland deja ver la corrupción política, la influencia del paramilitarismo y los narcos, en la política de la costa. Pero la novela pierde fuerza, al darle desarrollo al melodrama: el amor entre el alemán Birk, y la directora del hospital de Chimila, Leila Ustáriz.


El final es patético, pues tiene ese término de las películas norteamericanas, donde se movilizan tropas y fuerzas del Estado, para rescatar a la novia del protagonista. Ese amorío dulzón entre el alemán y la guerrera doctora Ustáriz, que enfrenta al paramilitarismo, desentona la novela. La salva la apropiación de la semblanza de Juancho Polo, que se hace leyenda de la música vallenata, con ese lamento de su Alicia Adorada, cuando le reclama a Dios, por su muerte:


"como Dios en la tierra

no tiene amigos

como no tiene amigos

anda en el aire

tanto le pido y le pido, ay hombe

siempre me manda mis males."


sábado, 5 de enero de 2008

GESTUS-TEATRO, CON LA ORGÍA DE LOS TREINTA, EN KUSSY-HUAYRA

El maestro Enrique Buenaventura y su Teatro Experimetal de Cali (TEC), junto al dramaturgo, Santiago García y su Teatro La Candelaria, perfilaron oportunamente -pues había crisis de dramaturgos, y se empezaba a vivir la experiencia del Nuevo teatro Colombiano- el Método de creación colectiva, desde las propias necesidades y expectativas dramatúrgicas, de sus grupos de teatro.
La orgía de los treinta, es una de las obras de Enrique Buenaventura y el TEC, surgidas del laboratorio de creación colectiva, y que hace parte de un momento histórico del teatro colombiano, en el que teatreros, directores y dramaturgos, dejan caer la mirada en el país, para hablar desde el testimonio y la política, desde sus necesidades y carencias, en el afán de darle un rostro al teatro colombiano, pues lamentablemente, hasta el fenómeno del Nuevo teatro Colombiano, Colombia carecía de una tradición teatral.
Se observa La orgía de los treinta, como una pieza de teatro singular, pues la caracteriza el hecho de hacer teatro dentro del mismo teatro: cada treinta de cada mes, una vieja, reúne a unos mendigos con el señuelo de la comida, para que representen con ella, sus tiempos de esplendor, cuando compartía su vida con príncipes, militares, y tenía poder que aún cree conservar, pues en la metáfora, a pesar de que hoy sea una mujer decrépita y correosa, eso es lo que representa. Los mendigos -seres esperpénticos, a la manera de los de Valle Inclán- por la comida, hacen lo que ella les ordena, para sacar adelante esa obra teatral de fin de mes.
ÉSte jueves 10 enero, recién se estrena año 2008, el Café Kussy-Huayra de Piedecuesta, apertura el teatro, con esta obra del maestro Enrique Buenaventura, a las ocho de la noche, montaje de Gestus- Teatro, dirigido por Carlos Augusto Pereyra Martínez. En el reparto, Rocío González Sandoval en el papel de la vieja, Eder Saniel Chona, en los roles de mendigo uno y mudo, Carlos A. Pereyra, como mendigo dos, Elberth González Sandoval, como mendigo tres, y Magda Gozález Sandoval, en el papel de la enana.