No
la sentí llegar, por la modorra que me había causado la tercera botella de
aguardiente. Cuando el aguardiente se me hace dulzón, sé que estoy a punto de
emborracharme; entonces me levanté de la mesa, a pesar de los ruegos de los
amigos para que, me quedara otro rato; pagué la ronda, y me aventuré calle
abajo, a pesar del peligro que entrañaba transitar La Calle de las
alcahuetas, a esa hora de la noche, de alta densidad de malandrines
entrenados para el raponeo de carteras, el cuchillo en la espalda, y no haga
movimientos raros, hermano, porque le corto hasta el alma, en medio de los
ventorrillos a lado y lado de la vía, y la hedentina de orines revenidos.
Una puta, a la que llamaban la cremallera, tenía en la mejilla izquierda una
cicatriz larga y cosida tan burdamente, que le quedaron las huellas de la
sutura como si fuera un sierre, me acompañó hasta uno de los caserones de la
ciudad histórica, donde vivía !Doctor! no es hora de andar por estos lugares tan
peligrosos, en semejante borrachera.
Era fuerte, y bonita a pesar de la cicatriz en la cara. Le había hecho un favor que me agradecía hondamente. Tenía un niño, al cual le bajé la fiebre una noche que llegó al hospital sin un peso, y el niño delirando: la gastroenteritis lo estaba matando. Se la combatí, por nada, por humanidad. Ni siquiera acepté su gratitud de una noche de cama. Me ayudó a entrar al cuarto, que tenía puerta a la calle, y se fue luego con la noche que, empezaba a ventear un frío glacial.
En la cama todo empezó a darme vueltas, hasta caer en un abismo de remolinos, y
flotar, luego, en una nata de silencio. Sé que es una mujer, la que está aquí.
Tiene los ojos almendrados, y me llama, para que la siga por los zaguanes del
patio de geranios, nomeolvides, y begonias. La sigo como si levitara, pero lo
más extraño es que, no escuche el griterío de los grillos en el patio, y que al
mirarme en el alto espejo que cuelga encima del lavamanos, este no me devuelva
la imagen de mi cara
Imagen intervenida
42 comentarios:
Um texto que me comoveu pelo tema e por bem escrito que está.
Abrazo
Una borrachera impensada y luego el transitar por una calle indebida. Un cuchillo le causó una herida mortal, pero iba tan bebido que apenas se dio cuenta. En ese momento aparece “la cremallera” que le ayudó y le llevó a su casa donde falleció.
Entretenido relato Carlos.
Abrazos
Genial relato el final te deja sin palabras. Me encanta como escribes. Te mando un beso.
Magnífico e impresionante relato. Te felicito.
Un abrazo.
El alcohol es una buena anestesia. Y las prostitutas buenas personas, y mejores mujeres.
Parece una borrachera densa, de esas que te llevan con neblina, al más allá.
Un abrazo.
Esta historia me ha impresionado. En primera instancia por la humanidad de los protagonistas en un escenario tan sombrío. Pero el sueño, y en especial ese no reconocerse en el espejo me ha dejado fascinada. Es un relato espléndido.
Buen día por tu tierra y besos Carlos!!
Un buen relato con misterio incluido, me he quedado con las ganas de seguir leyendo. El alcohol es un mal compañero que hace muchísimo daño, siempre lo he tenido lejos de mi vida.Saludos
Duro relato. Una historia para mirar... de tan bien narrada que está.
Abrazo hasta vos, Tocayo.
Soberbio relato, Carlos Augusto. Me has llevado hasta el escenario sin que me diera cuenta.
Un abrazo, escritor.
Cuántos peligros tiene la calle y, los efectos del alcohol.
Muy misterioso final.
Un abrazo, Carlos 😎
Un escenario duro y sin retorno.
De lo más impactante que te he leído, Carlos
Calle y borrachera, menos mal que se encontró con una buena mujer, en el más noble sentido de la palabra.
Abrazos.
Dura y real escena la que narras, y lo haces con tal perfecci´n que parece estar viendo la escena a tiempo real
Me ha gustado muchisimo
Un abrazo
Qué buen relato y qué mágica construcción de los personajes y esas callejuelas donde la borrachera te hace sentir esas vueltas, que me pareció todo tan real. Un gran trabajo, Carlos. Y ese final con esa duda existencial, te quedó perfecto. Gracias por el disfrute, un lujo y placer es siempre leerte, estimado Carlos.
Abrazo!
La tercera botella de aguardiente…¡vaya aguante! Creo que yo al tercer trago ya no sería capaz de levantarme jaja me ha encantado tu relato, esa descripción casi cinematográfica de la calle peligrosa tirando a sórdida y esa mujer deliciosa y preciosa aun con la cara marcada, al menos eso trasmiten tus letras o será que se hace querer por el gesto que ha tenido aunque fuera solo por agradecimiento…ahora ya nadie sabe agradecer nada. Por eso cuando leo algo que me gusta siempre doy las gracias, como te las doy a ti ahora, por este monentito tan agradable. Abrazo fuerte CARLOS.
Felicitaciones Carlos, un relato muy vívido y fílmico
Abracitos 🤗
¡Hola! Me ha gustado bastante el relato, muy crudo, gracias por el post. Un abrazo ❤️
Que relato mas interesante y real, mi muy querido Carlos Augusto.
Dejas mensaje para muchos, incluido yo.
Te abrazo con especial aprecio.
Hola Carlos; no cabe duda de que con los efluvios del etílico, cualquier sensación extraña puede aparecer y más aún si la movilidad desequilibrada te conduce por sendas poco adecuadas desde las que cualquier sorpresa puede surgir. Gracias por compartir.
Un abrazo
Agradecida la Cremallera veló por tí. El alcohol y sus estragos dejan malos sueños.
Buen relato.
Un abrazo.
Pocas cosas quedan claras luego de una borrachera con aguardiente.
Saludos,
J.
Relatos tan impactante y tan bien narrado, me hace sentir como si estuviera allí, incluso he sentido el miedo al pasar por esa peligrosa calle de las alcahuetas. El final sobre el no verte reflejado en el espejo, es sublime, y me deja totalmente descolocado, por saber que pasó contigo.
Un fuerte abrazo, amigo Carlos.
Relatos fortes, meu querido amigo Carlos. Obrigado pela visita e comentário. Bom início de semana.
Um enredo sombrio, mas cheio de humanidade. Beber demasiado nunca é bom. Fica-se sem a noção do que realmente acontece, tudo nos parecendo invertido.
Uma boa semana.
Um beijo.
Hola, hoy es el día de la Pachamama, te deseo una una buena jornada!!
Esos recuerdos duelen, jaja, pero muchas veces en la juventud se disipa rápidamente. muy buen relato poeta amigo.
Abrazo
daily life described by excellent words.... great poem.
Interesante el hecho de que al momento de ponerse dulzón el aguardiente, el relato empieza a volverse sinuoso, una ilusión, un espejismo difícil de amaRRar.
Abrazos, desde el extrañamente caluroso en agosto Río de la Plata, Carlos querido
Subyugante el final, sobrecogedor. Hombre sin cara conocida. Tengo un suave temor a los espejos, quizás el miedo a desaparecer hace que mi casa esté llena de ellos.
Un besoPoeta
Que bien escrito y que cruda historia!
Genial... crudo y genial.
Siempre me pregunté cuánto de real es la imagen del espejo y, sobre todo, qué tipo de historia nos contamos a nosotros mismos.
me sentí en México :)
Ay qué bonito es volar
A las dos de la mañana
A las dos de la mañana
Ay qué bonito es volar
Ay mamá
Subir y dejarse caer
En los brazos de una dama
En los brazos de una dama
Y hasta quisiera llorar ay mamá
https://www.youtube.com/watch?v=9pT4Q5piexc
Un relato muy sutil. El final da para releer el texto completo.
SAludos.
Mi querido Carlos Augusto:
Me encanta como siempre visitarte .
Gran abrazo.
Cuando entro en tu blog, tengo la sensación de hacerlo en territorio de alguien que, o ha vivido mucho, o ha imaginado bien.
En cualquier caso, enhorabuena. Lograr la sensación de verdad no es fácil.
Buen agosto.
Relato dramático de vidas à deriva, em que o perigo espreita a cada esquina.
Abraço amigo.
Juvenal Nunes
Buen comienzo de semana 👍 abrazos 🤗
Que buen relato Carlos, una belleza son tus historias, pero esta me ha conmovido. Abrazo y saludos.
Excelente y sobrecogedor relato, muy bien ambientado en esa agria sordidez. ¡3 botellas de aguardiente, aunque compartidas entre amigos son un montón! No es de extrañar que el doctor no haya sentido en cuchillo en la espalda. Muy tierna " la cremallera" que lo acompañó a su casa. Todas las escenas, muy fílmicas, la verdad y el tono melancólico semi deprimente, muy bueno. Tampoco es de extrañar que no haya reconocido a La Muerte que lo vino a buscar, pero vaya susto que se habrá dado alno ver su imagen reflejada en el espejo del baño. Has narrado una prisa de forma muy natural y amena. Te felicito, Carlos. Un abrazo.
Un relato fascinante,
me agrado mucho visitarte.
Besitos dulces
Siby
Aplaudo.
Qué buen relato, Carlos.
Fluye y sorprende.
Buena atmósfera y conciso.
Abrazo.
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