Nadie pone en duda que el cine colombiano anda por buen camino. Lo ratifican películas como Bluf, Mentes en Blanco, La historia del baúl rosado, Soñar no cuesta nada, El rey, entre otras. Y vienen más películas, que se encuentran en etapa de postproducción, como la de Pacho Bottía, que sorprendió años atrás con su ópera prima, La boda del acordeonista. A ello, ha contribuido (es bueno reconocerlo) la política de empréstitos y financimiento del fondo cinematográfico del Ministerio de Cultura.
En estos buenos momentos del cine colombiano, muestra la cara, Esto huele mal, de Jorge Alí Triana, basada en la novela del peruano Quiroz, cinta cuya fotografía y sonido resultan impecables, por lo que no extraña que haya agarrado público, como para sentar precedentes de taquilla. Esto huele mal, ha contado con la fortuna de una estupenda productora, Clara María Ochoa( la misma que puso a caminar, Soñar no cuesta nada, de Triana junior),y la dirección de Jorge Alí, que se ha movido entre las tablas y el cine.
Quién puede olvidar su entrega al Teatro Popular de Bogotá, en aquellos tiempos de la insurgencia del fenómeno del Nuevo teatro colombiano, década del setenta, al frente de obras como I took Panamá, La primera independencia, de Luis Alberto García, La ópera de los tres centavos, de Bertol Brecht, y Lanza tus flechas Sintana.
Después de la crisis que condujo a la desaparición del Teatro Libre de Bogotá, vendría un Jorge alí Triana -que ya había hecho pinitos con películas estimuladas por el cine de sobreprecio que patrocinaba Colcultura- con mayor envergadura cinematográfica: Tiempo de morir, y Edipo Alcalde, guiones de Gabo, para retornar a las tablas, con una especie de teatro de compañía, y llevar a escena, La cándida Erendira y sus abuela desalmada, Crónica de una muerte anunciada, y La fiesta del chivo, dirección y adaptación suya de la novela del peruano, Mario Vargas Llosa.
Ahora, de nuevo Jorge Alí Triana en el cine, con Esto huele mal. Una historia bien contada cinematográficamente, apoyada temáticamente en la infidelidad, un tópico recurrente en el cine, y que en esta cinta, el protagonista, cuando siente que puede ser descubierto por su mujer, se inventa una mentira: esa noche de la cual sospecha su esposa, él estaba en el Club El Nogal, que sufrió (años atrás) un atentado terrorista. La película obra con encanto, mientras el protagonista, arma toda las estratagemas posibles, para crearse una imagen de víctima del atentado, al cual pudo sobrevivir. Relevante la actuación de Diego Cadavid, que como amigo de Diego Bertie, el esposo infiel, le ayuda a tramar la descabellada historia de su estancia en el Nogal, cuando la bomba derrumbó el club. Convincente, la actuación de Valerie Domínguez, la exreina de Colombia, como la amante. Sabe manejar la voz, y tener presencia frente a la cámara.
Pero, el final desinfla, cuando el protagonista quiere revelar la verdad, y se crean situaciones en nada elaboradas, para darle término a la historia, que el espectador nunca espera que termine así: anodinamente.
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