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lunes, 16 de febrero de 2009

Tus golfos y bahías





He buscado en los recuerdos

el aroma de tu desnudo cuerpo,

palpitando en pleamar,

y me llega,

el olor a canela,

esa misma fragancia

en otra piel morena de soles repetidos,

hecha ovillo en mi cama,

memoria de los tiempos

del puerto legañoso

acurrucado en la bahía,

donde

sentados en la barra del único bar

mirábamos el mar plateado,

odoroso,

a sal,

salitre,
yodo,
y pescado.

y bebíamos el ron bravo hasta el fondo de la copa,

esperando que el calor amainara.

Luego,

la buhardilla de las proxenetas.

Allí,

tras las escolleras
éramos piel percurtida

por la ansiedad del otro.

En la vieja cama de resortes,

encajábamos las carnes embravecidas,

y me apretabas contra tu boca,

robándome besos y palabras.

Gemías

"quédate hondo,

mueve tus veleros

en mis aguas",

y te dejaba mis barcos

con las velas bajas:

ya eran míos

tus golfos y bahías.