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martes, 30 de octubre de 2007

Por qué prefiero el cine (Cuento)

  • Manuelito, mi filósofo de cabecera, es un amante empedernido del cine, y a sus cincuenta y seis años de brava soltería, prefiere un drama conflictivo de Antonioni a una cita con una mujer de esas que le harían perder la cabeza a un lama tibetano. No quiere decir que, Manuelito sea de esos que eufemísticamente, hoy llaman del tercer tipo. !No¡ -enfáticamente- !no¡. Para expresarlo en cristiano, Manuelito no es marica. Es un hombre a carta cabal, con un prontuario amoroso que ya quisieran tener los más duros casanovas de estas tierras de machos de Santander, pero en materia de sábanas calientes, nadie le gana, Manuelito es el más macho de los machos, porque mujer que se acuesta con él, no quiere que Manuelito abandone la cama jamás. Sabe amarlas y ser tan dulce y tiernamente adorable, que quedan altamente complacidas, y no escatiman halagar con sobornitos (incluyen regalos costosos y fuertes sumas de dinero), la repitencia de esas horas inmemoriales de indecible placer en la cama. Sinembargo, vuelvo e insisto, para Manuelito, está primero el cine, y siempre me ha intrigado, esa pasión suya por el séptimo arte, que anoche al calor de unos aguardientes (Manuelito, por cuestiones de pertenencia a la tierra, los prefiere al whisky), me atreví a preguntarle, eso sí excusándome de si invadía su privacidad, por qué no cambiaba el cine por una cita de amor, y sin el menor asomo de duda, sin temblarle la voz, seguro y tajante, me respondió:
-El cine es mejor que un orgasmo - Y, apuró la copa de aguardiente hasta el fondo.

viernes, 26 de octubre de 2007

PAREMOS EL TERRICIDIO: POR UNA CULTURAL AMBIENTAL

El hombre hace parte del ecosistema más grande: tierra. Y, por ser entre la especie viva y el género animal, el más inteligente -dada su condición de racionalidad-debe estar -mayormente-interesado en la preservación del planeta. Acaso, a quién no le interesa mantener limpia la cama donde duerme, o en buen estado la casa donde vive? Sin embargo, pareciera no entusiasmarle la salud de la tierra. El mayor depredador y contaminador del planeta es el hombre. Arrasa monte a machete limpio, descuaja árboles a motosierra expedita, para colonizar tierras no aptas para la agricultura, que luego transforma en tierras para ganadería extensiva, sin reparar en el daño que sufrirá la tierra al incrementar el calentamiento global, provocado por la emisión de gas metano a la atmósfera, que despiden las bostas de los semovientes. No hay que negarlo: la ganadería extensiva es una de las que mayormente contribuye al calentamiento de la tierra. Por ello, hay que reorganizar esta actividad para beneficio ambiental, al igual que la de poner a marchar - urgentemente- energías limpias, que sustituyan o disminuyan el impacto contaminante de los derivados del petróleo.
Como se observa, no es fácil generar una política no contaminante, cuando está de por medio la petroquímica, que no sólo provee el energético fundamental para mover la industria mundial, sino que también, es materia prima esencial de productos esenciales. Luego, no basta crear una cultura ambiental el en concierto mundial de no polución, si los países que más contaminan y ensucian el planeta, no atienden los acuerdos y pactos mundiales sobre políticas ambientales, para no sólo prevenir la contaminación, sino bajar sus niveles.
Sinembargo, si se crea una conciencia ambiental (dígase también cultura), ante fenómenos como el deshielo de los polos, destrucción de glaciares (Colombia con estupor observa como dismuye considerablemente la corona de hielo de sus nevados), la presión mundial no sólo de expertos ambientales, sino de las gentes con sentido común, podrá ser mayor, y generar eco, para que los contaminadores, ante una consistente presión mundial, razonen sobre la necesidad !urgente¡ de adoptar una política ambiental, que pare el terricidio, a que conducen sus intereses crematísticos, antes que los de orden humano. De no ser así, la vida inteligente en el planeta tierra, tiene contados sus días.

jueves, 25 de octubre de 2007

Fragancias

Bajaste del monte
olorosa
a menta
a mastranto
a mejorana.
Ésta noche
cuando hagamos el amor
la cama será un bosque
de especias
perfumadas.

domingo, 21 de octubre de 2007

Tras el cine: Mi novia secreta

La ventaja del DVD, ha puesto el cine en la sala de la casa, aunque el rito de ver un filme en una sala de teatro, con semipenumbra, gaseosa y paquete de crispeta en mano (palomitas de maiz dicen los eufemistas), es un placer incomparable. Sin embargo, hay que aprovechar las ventajas tecnológicas, y como dice, Manuelito, mi filósofo de cabecera, sentarnos a ver pasar el mundo en la comodidad de los adelantos de asombro de la postmodernidad. Por eso, rebuscando en las tiendas de video, que deberían -naturalmente- llamarse de DVD, me encontré con una película del director, Ben Younger, aquel mismo que escribió y dirigió, El informador, sobre ese muchacho de l9 años, que quería ganarse el respeto de su padre, pues para él era una terrible decepción, y también, agarrar en las redes del azar y la suerte un millón de dólares.
Ben Younger, es de esos directores que les funciona la comedia, pero no la banal donde los gag se tornan en fastidio, y el humor se diluye en los tortazos y los exagerados golpes, que terminan por sacar de paciencia al espectador. No, Ben Yourger, apela a un humor fino, que involucra más el comportamiento humano, que la cinética de los personajes. Ese fino humor, se perfila en Mi novia secreta, título en español de Prime, con un reparto muy bien escogido, para las situaciones de una película, que se perfila en ese tono de las cintas de Woody Allen, que se recrean en la conducta humana, y tienen como locación a Manhattan. No quiere decir que Younger, obre como plagiador de Allen.
La conducta humana, es un tema universal, y el hecho de que aún hoy motive a la cinematografía, a pesar de haber sido tratado por los clásicos griegos (Sófocles, Eurípides), luego por Shakespeare en el renacimiento, y en tiempos más modernos por Antonioni, Bergmang, y Claude Chabrol, por citar algunos cineastas, refleja que es un filón inagotable, que nutre literatura y cinematografía.
Mi novia secreta, con esa estupenda y siempreviva actriz que es Meryl Streep, la bella Uma Thurman (de gran registro ante las cámaras) y Bryan Greenberg, dan el perfil, para una historia
donde concurren situaciones conflictivas por razones maternales, diferencias de edad de los amantes, y cuestiones raciales y religiosas, que llevan a Lisa, de origen judío (Meryl Streep), terapeuta de Rafi, la recién mujer separada a la que trata, a censurar la relación amorosa que se gesta entre ella y su hijo David. Lisa, que venía animando a su paciente, para que tuviera una nueva relación sentimental, que le permitiera superar la separación; ella que como su psicoanalista la incentivaba - aplicando terapia- a ser audaz sexualmente con su nuevo compañero, a través de las sesiones, descubre que el amante de su paciente es su hijo, y se conmociona, al pensar que David apenas tiene 23 años, mientras Rafi, llega a los 37.
Indudablemente, obran en la película situaciones éticas (La terapeuta deja que prospere la relación de la paciente con su hijo, aduciendo razones profesionales para no parar el tratamiento). Se observan por otro lado, eventos paradojales : Lisa, a su vez, para salir de la conmoción que le causa, el descubrir el affaire sentimental de la paciente Lisa con su hijo, busca a una psicoanalista para que le trate. Indudablemnte, aquí se perfila ese tipo de humor crítico, que ha sido una constante en Woody Allen: la sátira a los norteamericanos, que no pueden resolver sus problemas de conducta o sentimentales más nimios, si no es a través del psicoanalista, hasta tal extremo que los psicoanalistas, también tiene su terapeuta, al cual acudir cuando la psiquis se les enrevesa.
Una película bien tratada en la dramaturgia; nada sobra ni falta. Buen manejo de cámaras, para capturar el intimismo de una película que habla más del alma humana, y una fotografía estupenda, parta identificar ese espacio tan singular, que es Manhattan, en Nueva York. Relevar finalmente, que la película al darse el conflicto, que lleva a Rafy y David a separarse, no se remedia con el clásico reencuentro, que caracteriza a ese cine entre ramplón y lagrimero americano donde las historias desembocan en una existencia feliz y sin contratiempos de la pareja en cuestión.
Ésta es una cinta conductual, y el mejor final, que entienden ambos, es hacer su vida por aparte, porque en últimas tienen expecativas diferentes: David un joven con sueños y un futuro por vivir. Aún no está preparado para ser padre, tener hijos, como Rafy, se lo hace entender. Se arrepentirá, más tarde de tenerlos, y ella, con ese anhelo de toda mujer de realizarse como madre, no quiere vivir el drama de ser repudiada, por no haber actuada desde la sensatez, ella, la de mayor edad, con la experiencia de un amor frustrado, pero sin hijos. Un final no esperado para la tradición que se apega a finales de hadas, pero para quien observa el cine desde expectativas mayores, un final racional y sin traumas, pero al fin el más justo, el que esperaba. Alguna vez, lo cartesiano, tiene que ganarle al corazón, para bien de todos.

martes, 16 de octubre de 2007

El atentado a Kussy-Huayra, un atentado contra el arte y el pensamiento

El arte y el pensamiento han marcado el progreso y el desarrollo de los pueblos. Sin pensamiento no hay discusión, dialéctica. El pensamiento es confrontación de ideas, no cerrazón, pues las verdades no son únicas e incontrovertibles, y pretende cuando no es monolítico, pétreo (reconoce su condición humana y no la absolutez), a construir un mundo plural, producto de observancias varias, y no objetuales, donde todos quepan a la hora de sentarse a la mesa del pan, de guarecerse bajo el alero en los momentos de las tormentas, de juntarse en la cita de los juegos a recrear ese sueño carnal de una felicidad sin divisiones humanas, y ahí entran las artes -sin aspirar a ser conocimiento cuando el pensamiento tropieza y se ciega- a recordarnos que somos humanos, y que la felicidad es la paz, la negación de todo acto violento que destruya la vida y los bienes intelectuales, espirituales y materiales que la sustentan.
Históricamente la estética y el pensamiento tienen su razón de ser en el bienestar humano, luego atacar un bien artístico y cultural, con un artefacto explosivo, como ha ocurrido con el Café Arte Kussy Huayra de Piedecuesta (Santander) es un acto de bárbaros, que al poner en riesgo el arte y las ideas, ponen también en riesgo la vida, pues del arte y el pensamiento se nutre.
Luego, para que la vida siga viviendo, y no muera la alegría, el café con el respaldo de los pensadores, teatreros, poetas, y tejedores de sueños al calor de un tinto o unas agrias, debe mantener sus puertas abiertas, para poner en jaque a los contemporáneos Primo de Rivera que a la brava quieren imponer sus intereses fundamentalistas, negadores del arte y la inteligencia.

domingo, 14 de octubre de 2007

Vientos alegres



Quisieron reventar
con pólvora negra
el pensamiento y la alegría
y de la misma pólvora
brotaron
formando un bosque
árboles con nidos
de ideas,
poemas,
cuentos,
arlequines,
y canciones.

lunes, 8 de octubre de 2007

GAY TALESE, CRÓNICA Y REALIDAD

Si por algo nos apasiona el periodismo, es por ese hombre enjuto, rostro alargado, arrugas surcándole la frente, cabeza cana, y esos ojos incomparables que saltan en su cara incisivos, como interrogando el mundo y a los hombres mismos. Ése es Gay Talese, un mito del periodismo que estuvo en Colombia, gracias al festival cultural F11, organizado por la revista El Malpensante.
Con Talese aprendí que la crónica no necesariamente se escribe con personajes que sean noticia. Los personajes anónimos, esos que deambulan con su cotidianidad por las calles, que asientan su vida nada extraordinaria en una silla de oficina, también valen la pena contarse, en una narración desde lo que el mismo Talese llama no ficción.
Para Talese la vida más ínfima, el ser humano más insignificante tiene derecho a la crónica. A contar de sus entrañas, metiéndose en su piel, sintiéndolo un poco. Sólo basta darles vida a estos seres -sin relevancia aparente para el periodismo - mostrando su carnadura y su alma. Para ello se necesita ser un mago y genio de la palabra, pues es contar desde la realidad del otro, así no tenga pergaminos, y enganchar al lector. Talese lo logra, porque ha hecho de la crónica de seres grises que caminan con sus zozobras, sus sueños y dolores, un verdadero arte. Nadie como talese para contar la realidad desde la misma realidad, con hechizo. Qué buenos son sus relatos de gente común: boxeadores sin relumbre, ganándose la vida a puñetazo limpio en un ring, sin que para los otros su vida sea dramática. Pero lo es. Talese la hace ver dramática, como esas historias de mujeres, o de la misma mafia, abordadas desde una catadura diferente a la que la trataría el periodista de tradición: desde el sentimiento y el afecto.
El aporte, así no lo quiera ver el mismo Talese, al periodismo está en que supo hacer noticia, a contrario sensu del clásico ejemplo de periodismo, no del hombre que muerde a un perro, sino del perro. Gay Talese invierte la ecuación, y la verdad que en su óptica, uno se interesa más por el perro. Sus personajes, son seres humanos descartados para ser nota periodística. Por eso, cuando uno aborda las crónicas de Talese, tiene dudas frente al género que lee: son cuentos o crónicas? Las fronteras se separan, y los géneros se funden, más cuando no hay ficción, pero si arte y una elevada estética de la palabra para que la historia asuma estatura, y agrade al lector.
Mucho le deben Gore Vidal, Capote, y el mismo Gabriel García Márquez, que desde el reportaje y la crónica, permearon la dura costra del periodismo pétreo y objetivo, para permitir que el autor contara, también desde su visión, penetrando la piel de sus personajes. Sin el precedente de Gay Talese, no creo que Truman Capote, lograra esa gran crónica, antes que novela, que es A sangre fría, ni menos García Márquez, sus paradigmáticas Crónicas y Reportajes.

sábado, 6 de octubre de 2007

A propósito de lectura y política

Mucho se habla en Colombia de que nadie lee. Hasta se ha llegado a tasar (no sé bajo qué criterios evaluativos), que en Colombia el promedio de lectura es de libro y medio por año, aunque los más hiperbólicos exageran en medio libro anual. Es cierto que en Colombia no se lee, -a pesar de ser un país de presidentes poetas y escritores (Núñez, Suárez, Betancourt, López), de literatos a granel, y de ostentar Bogotá el mote trillado hasta la saciedad de la Atenas suramericana- en las proporciones que uno quisiera, para ver si se sale del malhadado subdesarrollo que niega la igualdad social, y del analfabetismo político, que ha permitido que en el poder estén los menos interesados en el bienestar general de los colombianos, y su desarrollo humano.
Indudablemente, si no se cuentan con lecturas sólidas de textos desde las expectativas del pensamiento, asumir la realidad desde la interpretación y la reflexión -que son operaciones mentales y de la razón- es difícil que se actúe responsablemente y con capacidad para leer el contexto político nacional.
Las malas lecturas -irremediablemente- son las causantes de las malas lecturas políticas, que han desembocado en llevar a los puestos de dirección del gobierno, a quienes han entendido la política, no como un ejercicio democrático, sino como un fin para alcanzar el poder para su pelecho personal, y mantener la dirección del país, en manos de las castas económicas, que acrecientan sus capitales y bienes, con políticas clasistas y concentradoras de la riqueza.
Naturalmente que si el país lee mal, o sabe leer, es porque la misma escuela mantiene enfoques pedagógicos y mecánicos, en el aprendizaje de la lectura. Leer no es sólo codificar signos o decodificarlos como quien sopla y hace botellas. Leer es un acto complejo que no empieza y termina en sólo leer. Leer va más allá: hay que escribir también, pues en la sentencia de Paulo Freire, quien lee escribe.
Toda lectura tiene una respuesta desde la escritura, y eso traduce que se ha entendido e interpretado el texto abordado. Por eso leer, no puede seguir tomándose como un acto mecánico, o meramente recreativo. Leer es pensar, porque el texto que motiva la lectura puede ser controversial, y el lector no estar de acuerdo con sus plantamientos. La lectura es dialógica, y el lector la asume críticamente, como un combate de pensamiento. Luego, así, también, como un pugilato de ideas y elucubraciones debe tomarse la lectura de la realidad política, para hacer una lectura responsable y juiciosa del quehacer político colombiano, pues cuando se elige, la que se pone en juego es la democracia, la libertad y los derechos esenciales.