Ese día que todos sintieron el pálpito de que la voluntad era más fuerte que el mismo poder de las armas, dejaron los miedos y salieron de sus casas, formando un colosal enjambre humano, en la vasta plazueleta que quedaba frente al Palacio, y el tirano al verse tan pequeño ante la airada y abigarrada muchedumbre , no le quedó más remedio que huir sigilosamente por la puerta de atrás de la Casa de gobierno, vestido de paisano, y llevando a cuestas la pesada caja de caudales.
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8 comentarios:
Que bien lo cuentas, en tan pocas palabras.Voluntad y decisión popular. sALUDOS
Amigo Augusto, la unión hace la fuerza...y la voluntad mueve mundos.
¡hurra por ellos!
Un abrazo.
Desconozco lo que paso, que buen escrito.
Te enlazo de nuevo a mi blog, que se quedo vacio.
Besos
Bravo Carlos.Besos
Eso es lo que deberiamos hacer siempre, mantenernos unidos y luchando!!!
Encantada de volver a leerte.
Un abrazo!!!
Hay muchos tiranos que debían irse de sus países pero sin caja de caudales.
Un beso Carlos.
Esa es la única forma de irse que conocen los tiranos. Lástima que siempre se salgan con la suya y se lleven lo que es del pueblo.
Estupendo escrito, Carlos, la ironía nos posiciona donde debemos estar para decir lo que sentimos.
Besos.
Siempre hacen de las suyas. Asi es en todas partes. Besos, cuidate.
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